Examples of use of iracundo
1. Integrante de los míticos JB Horns, una sección de metales tan flamígera que debiera llevar emparentada un retén antiincendios, de Pee Wee nos acabamos de encariñar durante sus años al servicio de otro genio iracundo, Van Morrison.
2. Pero son más las diferencias que las coincidencias entre Hugh Laurie y el personaje que le ha hecho famoso en la televisión estadounidense, el iracundo, hiriente y sabelotodo doctor Gregory House.
3. Un relato iracundo contra todos en general y en particular (Diputación, Kutxa, medios de comunicación, Manuel Malvido, el mayor accionista individual; Luis Miguel Arconada y un largo etcétera). Badiola sabía que era su última intervención en aquella tribuna y decidió despedirse a la tremenda, como llegó.
4. Sociedad La noticia en otros webs webs en español en otros idiomas El club guipuzcoano ha tenido seis dirigentes en los últimos siete años El problema fue que con un discurso tan iracundo creó el caldo de cultivo necesario para un final violento que clavó el penúltimo rejón a una Real angustiada (a pesar de haber ganado unos minutos antes al líder, el Salamanca). Primero, los hinchas de Badiola impidieron hablar a Jokin Aperribay, que encabezaba la lista alternativa y la propuesta de remoción del Consejo presidido por Badiola.
5. Guía La noticia en otros webs webs en español en otros idiomas Hitos heredados de tradiciones superpuestas recorren uno de los asentamientos urbanos más antiguos del mundo: el camino de Damasco donde san Pablo encontró a Jesucristo, y la puerta (Bab Kisan) por la que se dice que el mismo santo, iracundo, escapó de la ciudad suspendido en un cesto; en un punto de la montaña se localiza el lugar exacto -cualquier exageración es poca- donde Caín mató a Abel y, al ver cómo un pájaro enterraba un despojo, le dio sepultura, inaugurando el rito del enterramiento; aquí está la tumba de Saladino y la de san Juan Bautista, en el centro de la sala de oración de la mezquita de los Omeyas, asentada a su vez sobre el templo de Júpiter; aquí descansan los restos de la nieta de Mahoma, Sayyeda Roqayya, en una mezquita chiita a la que acuden en peregrinación fieles procedentes sobre todo de Irán para llorarla a lágrima viva mientras escuchan el relato de la decapitación de una niña de cuatro años...